miércoles, 1 de noviembre de 2017

Microcuentos

Este espacio está reservado para tus microcuentos o microrrelatos. Compártelos con quien desees, bien con tu nombre, de forma anónima o con un psedónimo. Demuestra tu imaginación. 

5 comentarios:

  1. Irene Godoy Antona4 de febrero de 2018, 4:07

    Nuestra profesora de lengua nos ha mandado escribir una historia aplicando la misma moraleja del famoso cuento Lo que sucedió a un hombre que comía altramuces, escrito por Don Juan Manuel.
    Cambio de vida
    Eran las diez de la noche. Dos hombres se encontraban tumbados en una calle abandonada de Madrid. Uno de ellos estaba tapado con una manta de color amarillo y con un gorro naranja. El otro, sin embargo, tenía muchísimo frío porque solo llevaba puesta una sábana muy rota. Se miraban el uno al otro, pero ninguno de ellos era capaz de empezar una conversación. El hombre que estaba tiritando comenzó a hablar:
    - Hola, yo me llamo Juan ¿y usted?
    - Yo me llamo Manuel. ¿ Tiene usted frío?
    - Sí, ¿ le importaría si compartimos su hermosa manta? Me recuerda al calor que hace en verano y lo a gusto que se estaba antes en mi casa. Yo soy pobre desde hace un mes. ¿ Y usted?
    - Yo igual. Estoy viviendo en la calle desde hace dos meses. Me separé de mi mujer y me quitó la casa el banco.
    Los dos hombres siguieron conversando y el señor que tenía la manta le arropó las piernas al otro.
    - Esta manta y este gorro es lo único que me queda. Esta vida no vale para nada, no pasaría nada si dejara esta vida ahora, no perdería nada.
    El otro hombre le pareció que lo que le había dicho su compañero había sido muy triste y decidió decirle unas palabras muy bonitas para que se sintiera satisfecho de haber vivido.
    - Yo solo soy un hombre que vive en la calle y posee menos que tú. Lo que a ti te parece poco o crees que no vale para nada, yo me sentiría muy valioso si lo tuviera. Me siento muy orgulloso de haber vivido y lucharé por mi sueños. Mañana por la mañana iremos los dos en busca de trabajo en un bar que hay a la esquino y cambiaremos nuestra vida.
    Al otro hombre , las palabras que le dijo le llegaron al corazón. A la mañana siguiente los dos señores fueron a buscar trabajo en un bar que había en el otro de la calle. Los contrataron, a uno de camero y al otro de cocinero. El hombre de la manta le agradeció muchísimo al otro lo que había hecho por él, invitándole a una comida en un restaurante de lujo. Ahora los dos han formado una familia y siguen trabajando en el bar en el que empezaron a trabajar juntos.

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  2. Esteban López Marin26 de febrero de 2018, 9:12

    Una mañana de navidad

    Un día nuestra profesora de lengua nos dio la tarea de hacer nuestra propia versión de uno de los cuentos de El Conde Lucanor que tuviese la misma moraleja que este.Esta es mi historia:

    Era la víspera de Noche Buena.Y alli,en su casa,se encontraba un pequeño reunido con su familia esperando con muchas ansias el abrir los regalos del día posterior.A la mañana siguiente,cuando el chico despertó,fue corriendo hacia el arból a descubrir si había recibido la bicicleta que tanto deseaba,pero al llegar al salón se llevó una gran desilusión al ver que no había recibido lo que quería.

    Después desenvolver los regalos,su padre metió todo el papel de envolver en una bolsa de basura y le dijo al chico que fuese a tirarla a los contenedores que había a dos calles de la casa.

    Cuando llegó a los contenedores,se encontro a un joven de su misma edad que rebuscaba en la basura.Cuando el chico vio esto le preguntó al joven si estaba buscando algo.Este le contestó que estaba buscando las sobras de la noche anterior que las familias tiran,pues ese era el mayor regalo que podía recibir.En aquel momento el chico se dio cuenta de que se había estado quejando de no recibir lo que esperaba,cuando hay otras personas que no tienen su misma suerte y se encuentran en situaciones mucho peores

    Por pobreza nunca desmayeis,
    pues otros más pobres que vos veréis

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  3. Nuestra profesora de lengua nos ha mandado escribir una historia aplicando la misma moraleja del famoso cuento Lo que sucedió a un hombre que comía altramuces, escrito por Don Juan Manuel.
    Cambio de vida
    Eran las diez de la noche. Dos hombres se encontraban tumbados en una calle abandonada de Madrid. Uno de ellos estaba tapado con una manta de color amarillo y con un gorro naranja. El otro, sin embargo, tenía muchísimo frío porque solo llevaba puesta una sábana muy rota. Se miraban el uno al otro, pero ninguno de ellos era capaz de empezar una conversación. El hombre que estaba tiritando comenzó a hablar:
    - Hola, yo me llamo Juan ¿y usted?
    - Yo me llamo Manuel. ¿ Tiene usted frío?
    - Sí, ¿ le importaría si compartimos su hermosa manta? Me recuerda al calor que hace en verano y lo a gusto que se estaba antes en mi casa. Yo soy pobre desde hace un mes. ¿ Y usted?
    - Yo igual. Estoy viviendo en la calle desde hace dos meses. Me separé de mi mujer y me quitó la casa el banco.
    Los dos hombres siguieron conversando y el señor que tenía la manta le arropó las piernas al otro.
    - Esta manta y este gorro es lo único que me queda. Esta vida no vale para nada, no pasaría nada si dejara esta vida ahora, no perdería nada.
    El otro hombre le pareció que lo que le había dicho su compañero había sido muy triste y decidió decirle unas palabras muy bonitas para que se sintiera satisfecho de haber vivido.
    - Yo solo soy un hombre que vive en la calle y posee menos que tú. Lo que a ti te parece poco o crees que no vale para nada, yo me sentiría muy valioso si lo tuviera. Me siento muy orgulloso de haber vivido y lucharé por mi sueños. Mañana por la mañana iremos los dos en busca de trabajo en un bar que hay a la esquino y cambiaremos nuestra vida.
    Al otro hombre , las palabras que le dijo le llegaron al corazón. A la mañana siguiente los dos señores fueron a buscar trabajo en un bar que había en el otro de la calle. Los contrataron, a uno de camero y al otro de cocinero. El hombre de la manta le agradeció muchísimo al otro lo que había hecho por él, invitándole a una comida en un restaurante de lujo. Ahora los dos han formado una familia y siguen trabajando en el bar en el que empezaron a trabajar juntos.

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  4. Este texto es fruto de un trabajo propuesto por Manuela, mi profesora de Lengua. Es un tema que siempre me ha inquietado desde que hace tres años fui a ver un documental que se llamaba “Camino a la Escuela”, en el que se ve a varios niños de distintos países pasar penurias cada día con tal de conseguir llegar a la escuela (Kenia, India, Argentina y Marruecos).

    Adrián era un niño tremendamente negativo. Se pasaba el día entero quejándose por el colegio, que si no quería madrugar, le caían fatal los profesores, no quería hacer deberes y cuando llegaba algún examen su humor cambiaba y se enfadaba con toda la gente de alrededor. Sus padres estaban preocupados porque, pese a sus esfuerzos, no conseguían que Adrián fuera feliz. En su catorce cumpleaños decidieron hacerle un regalo muy especial, un viaje a África. Aquel viaje consiguió cambiar la actitud de Adrián convirtiéndose en un chico agradecido y feliz.
    Os estaréis preguntando por qué cambió su actitud de manera tan radical sólo por un viaje, pues fue una experiencia alucinante. Se alojaron en un poblado al sur de África muy pobre, y durante el mes que estuvieron allí, Adrián descubrió que los niños de aquel poblado no tenían colegios, y para poder asistir a uno debían caminar por medio del desierto durante hora y media cada día con unas condiciones climatológicas muy malas. Aquello le hizo reflexionar y darse cuenta de que otros niños no tenían su suerte, y que jamás volvería a quejarse.

    MARÍA LARA VIDAL -3ºA-ESO

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  5. Este texto es fruto de un trabajo propuesto por Manuela, mi profesora de Lengua. Es un tema que siempre me ha inquietado desde que hace tres años fui a ver un documental que se llamaba “Camino a la Escuela”, en el que se ve a varios niños de distintos países pasar penurias cada día con tal de conseguir llegar a la escuela (Kenia, India, Argentina y Marruecos).

    Adrián era un niño tremendamente negativo. Se pasaba el día entero quejándose por el colegio, que si no quería madrugar, le caían fatal los profesores, no quería hacer deberes y cuando llegaba algún examen su humor cambiaba y se enfadaba con toda la gente de alrededor. Sus padres estaban preocupados porque, pese a sus esfuerzos, no conseguían que Adrián fuera feliz. En su catorce cumpleaños decidieron hacerle un regalo muy especial, un viaje a África. Aquel viaje consiguió cambiar la actitud de Adrián convirtiéndose en un chico agradecido y feliz.
    Os estaréis preguntando por qué cambió su actitud de manera tan radical sólo por un viaje, pues fue una experiencia alucinante. Se alojaron en un poblado al sur de África muy pobre, y durante el mes que estuvieron allí, Adrián descubrió que los niños de aquel poblado no tenían colegios, y para poder asistir a uno debían caminar por medio del desierto durante hora y media cada día con unas condiciones climatológicas muy malas. Aquello le hizo reflexionar y darse cuenta de que otros niños no tenían su suerte, y que jamás volvería a quejarse.

    MARÍA LARA VIDAL -3ºA-ESO

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